Cómo nace y crece un volcán. El parícutin, un libro que tiende puentes entre el arte, la ciencia y la literatura
Como parte de las actividades conmemorativas por el Día Nacional del Libro, fue presentado Cómo nace y crece un volcán. El Parícutin, de Dr. Atl, coordinado por Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional.
En 1943, en tierras michoacanas, el Dr. Atl, amante de los volcanes, presenció un extraordinario acontecimiento: el origen y vida del Parícutin, suceso al que dedicó varios años y del cual llevó puntual registro en una especie de diario acompañado de numerosas ilustraciones, pinturas, bosquejos y fotografías, “así como de observaciones vulcanológicas y algunas literarias”. De éste surgió el libro Cómo nace y crece un volcán. El Parícutin, publicado por vez primera en 1950 y relanzado este 2023 en una edición facsimilar, a partir de la colaboración entre la UNAM y El Colegio Nacional.
“Ese mismo año, 1943, se fundó este mismo Colegio Nacional, una institución de la que el propio autor y pintor fue parte. Años después, junto con la UNAM, presentamos la edición facsimilar de esta obra singular, en la que se unen arte ciencia y literatura, y que conmemora el 80 aniversario de estos acontecimientos”, explicó Anel Pérez, directora de Literatura de la UNAM, durante la presentación del volumen, celebrada de forma presencia en el Aula Mayor de El Colegio Nacional.
Realizada, además, en el contexto de la conmemoración por el Día Nacional del Libro —celebrado en México cada 12 de noviembre, fecha del natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz—, la presentación se convirtió en un homenaje no sólo a la institución o al nacimiento del volcán, sino también a una atrevida amalgama para leer arte y ciencia.
“Su reedición permite afirmar, una vez más, que la práctica lectora va mucho más allá de la literatura en sentido estricto, porque este libro es una lectura interesantísima que nos hace recordar que los volcanes sí son de los geofísicos y de los geólogos, sobre todo de quienes habitan la tierra en este caso, de San Juan Angahuan, en Michoacán”. Y es que, si bien los volcanes entran en el conocimiento de los geólogos, enfatizó Anel Pérez, también les pertenecen a los escritores, que en lengua purépecha nombraron este volcán como el Parhíkutini (Parícutin).
Bajo la coordinación del poeta Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional, en la presentación del volumen, además de Anel Pérez participaron Rebeca Barquera, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; José Luis Macías y Giovanni Sosa, ambos miembros del Instituto de Geofísica de la UNAM, además del propio colegiado, quien recordó cómo nuestros primeros ancestros vieron en los volcanes a un símbolo de un poder superior y los convirtieron en dioses, “dioses capaces de proteger y destruir”. Al ser un espectáculo único de la naturaleza, la erupción de un volcán se convierte en motivo de pérdida y de éxodo para las comunidades que viven cerca de ellos.
Además, el nacimiento del Parícutin provocó la movilización de artistas que pusieron sus pinceles al servicio del fenómeno: José María Velasco y Saturnino Herrán hicieron de los volcanes del valle de México símbolo de un nacionalismo que surgía con ellos; igualmente Manuel González Serrano ofreció su respectiva versión del nuevo habitante de la Tierra, mientras Carlos Pellicer y Juan Rulfo, escritores, se transformaron en grandes adoradores del volcán, de la montaña en general.
“De todos ellos destaca por su entrega y su pasión por los volcanes Gerardo Murillo, bautizada por el poeta argentino Leopoldo Lugones como Dr. Atl, “agua” en náhuatl. En este libro, El Colegio Nacional ofrece una amalgama entre la ciencia y el arte, dos ámbitos que vertebran a la corporación: reeditarlo es afirmar una vez más el principio que determina su esencia: ‘Libertad por el Saber’ y el Dr. Atl hizo de ambas pasiones eje de su vida, por eso su legado es tan vivo y palpitante, como la actividad volcánica de México”.
Dos miradas sobre un nacimiento
El doctor José Luis Macías, director del Instituto de Geofísica de la UNAM, recordó que el Dr. Atl ya era un apasionado de los volcanes, incluso desde antes del nacimiento del Parícutin, escribió un tratado sobre la geología de los volcanes del valle de México, lo más importantes es que “estuvo presente durante la erupción del volcán Popocatépetl, en 1921, que duró hasta 1928”.
“Él, en una excursión patrocinada por el periódico Excélsior, subió al volcán, se pasó dos o tres días en el borde del cráter y describió con sus dibujos y pinturas el crecimiento y destrucción de domos: lo que estamos viviendo el día de hoy con imágenes de satélites y drones, él estuvo presente e hizo la mejor descripción de la erupción del volcán Popocatépetl. Fue un relato increíble”.
En los años 40, señaló José Luis Macías, el geólogo Ezequiel Ordóñez le comentó que estaba sucediendo algo novedoso en Michoacán y el Dr. Atl no duda en irse y en “aposentarse cerca de donde estaba ocurriendo este gran hecho, el nacimiento del volcán Parícutin”, con lo que logra relatar diversos acontecimientos, como una serie de sismos que se dieron entre el 17 y el 20 de febrero, registrada por los mismos pobladores: entre 60 y 80 sismos diarios, que él mismo denominó ‘enjambres sísmicos’, un concepto que en la actualidad se escucha mucho y que en aquel momento estaban anunciando el nacimiento del volcán Parícutin.
En el libro se ofrece un “diario ilustrado del volcán, pues como lo escribe su biógrafo Antonio Luna, el autor, en su calidad de verdadero artista, no sólo concibió por escrito el nacimiento del volcán, sino que la siguió pasó a paso con el lápiz y el pincel, transportando paso a paso los cotidianos fenómenos telúricos”, destacó el especialista.
Por su parte, el también investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Giovanni Sosa, aprovechó la mesa para reflexionar sobre la importancia del Parícutin como el mejor ejemplo mundial de cómo nace un volcán monogenético, cómo evoluciona y cómo cesa su actividad, un “ejemplo que empieza desde los sismos que registra la población, aunque no es la primera vez que se registran sismos y se asocian a una erupción volcánica, “sí llegaron a darse entre 60 y 80 sismos al día.
“Después vieron cómo el terreno se rajó y empezó a salir toda la serie de productos piroclásticos —ceniza, arena, rocas que vienen cargados de minerales—. A este tipo de volcanes los llamamos monogenéticos; a lo largo de México tenemos más de ocho mil centros eruptivos, lo que es mucho y, aparte de ser un recurso geotérmico enorme, ahora que buscamos deshacernos de los recursos fósiles, la geotermia puede ser un recurso envidiable, en lo cual la UNAM, sobre todo en Morelia, trabajamos de manera activa”
El estudioso recordó que este tipo de volcanes, en teoría, no vuelven a hacer erupción, pues el conducto por donde salió el magma, que forma el volcán, queda obturado; sin embargo, no sabemos, porque la naturaleza es caprichosa, si en algún momento va a llegar magma por algún otro conducto, buscará debilidades en la superficie y emitirá sus productos para formar volcanes.
Una de las mejores muestras de lo que nos enseñó Dr. Atl, es que sus descripciones fueron usadas en una publicación científica, donde los colores usados por el artista tienen una explicación dentro de la misma disciplina de la geofísica: en una imagen se ven dos columnas en distinto color del artista y la explicación es que una está cargada de material volcánico y la otra de vapor de agua, resaltó Giovanni Sosa.
Rebeca Barquera, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, se propuso acercarnos a la complejidad del volumen como un producto de investigación, como diario ilustrado, un posicionamiento artístico, una vitrina expositiva y hasta como una estrategia política del artista.
“El propio volumen nos permite pensar en las constelaciones posibles que se pueden estudiar a partir de algo tan importante como la producción de un libro”, todo ello comenzando con una revisión de las múltiples facetas que definieron al Dr. Atl, de quien se suele conocer su lado de artista plástico, pero “él se encargó de plantar una pierna y dejar alguna huella en distintos ámbitos.
“Desde la pintura ofrece diferentes acercamientos al arte, pero él también es un gran escritor: colaboró con distintas editoriales desde 1921, tiene más de 30 libros de su autoría, pero se desempeñó en el medio literario con traducción, ensayos introducciones; como editor, diseñador y editor de revistas y de publicaciones, con títulos que ofrecen una muestra de su interés por los volcanes”, aseveró Rebeca Barquera.
Foto: Cortesía.