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Inauguran exposición del exponente de la fotografía post mortem en México

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Parte de la obra de Romualdo García esta en la exposición Retratos de vida y muerte.

Romualdo García es considerado uno de los principales exponentes de la fotografía post mortem en México. Un género que, lejos de lo marginal, formó parte de un entramado cultural que dignificaba la muerte y conservaba la memoria.

Con la exposición Romualdo García. Retratos de vida y muerte en la Zona Arqueológica Plazuelas, se presenta una selección de fotografías del reconocido retratista guanajuatense.

La exposición reúne una serie de retratos de Romualdo García, reconocido como uno de los mejores fotógrafos de retrato de América Latina entre finales del siglo XIX y principios del XX. Originario de Silao, Guanajuato, Romualdo fue un artista profundamente técnico y sensible, cuya obra retrata la vida cotidiana de su época: personajes de linaje y del pueblo, campesinos, mineros, madres, hijas, padres e incluso niños fallecidos, capturados con gracia y dignidad. Su estilo se distinguió por la capacidad de revelar la esencia de cada persona, ya fuera en estudio o en locaciones domésticas.

Asistieron a la ceremonia Lizeth Galván Cortés, secretaria de Cultura de Guanajuato; Olga Adriana Hernández Flores, directora del Centro INAH Guanajuato; Yozajamby Florencia Molina Balver, presidenta municipal de Pénjamo; Diandra Razo Becerra, directora de la Casa de la Cultura de Pénjamo; Esmeralda Hernández Villa, delegada de la comunidad; Héctor Álvarez Santiago, director del Museo Regional de Guanajuato Alhóndiga de Granaditas; y el curador Pablo Rulfo.

La exposición “Romualdo García. Retratos de vida y muerte” estará abierta al público en la Zona Arqueológica Plazuelas hasta el 17 de agosto del 2025.

Más sobre la obra de Romualdo García.

La fotografía post mortem surgió como una tradición en Francia en 1839, donde las personas acudían a los estudios fotográficos para inmortalizar el deceso de sus seres queridos (hijos, generalmente). Dicha práctica se extendió usualmente entre familias de alto rango, quienes contaban con los medios para poder costearla. En México tuvo un amplio uso, sobre todo a finales del siglo xix y principios del xx, cuando la muerte era tomada como lo que es: cotidiana y natural.

El guanajuatense Romualdo García acomodaba todo en su estudio para retratar los cadáveres llevados por sus familiares, los maquillaba e incluso los vestía. A algunos les abría los ojos para capturar en la fotografía la apariencia de que seguían vivos y poder así conservar una imagen más “real” para sus familiares. En las fotografías predo-minan las niñas más que los niños. Las niñas eran ataviadas como la Inmaculada Concepción, mientras que los niños eran vestidos de san José, san Ignacio de Loyola u otros santos de los que la familia era devota. La mayoría de los niños sostienen entre sus manos una vara de nardos o un crucifijo.

Foto: Especial.