Pasar al contenido principal

Blues y danza callejera estadounidense protagonizan velada de lunes en el Cervantino

Ephat

Ephrat Asherie Dance cautivó a los espectadores en un espectáculo que proyectó la diversidad cultural en danzas urbanas y The U.S. Army blues le rindió un tributo al jazz en sus diferentes épocas.

El país de honor protagonizó una velada artística con actividades dancísticas y musicales, a cargo de Ephrat Asherie Dance y The U.S. Army Blues, con lo que se inició a la segunda semana del Festival Internacional Cervantino (FIC) en su edición 51.

Cuerpos percutidos dialogaron cara a cara en ODEON, un espectáculo en el que la danza se volvió una con la música. Al ritmo de samba y ritmos populares afrobrasileños, los seis bailarines de Ephrat Asherie Dance mostraron sus capacidades corporales en una serie de movimientos desafiantes de hip hop, vogue, break y house.

La compañía estadounidense trasladó el estilo dancístico emergente de las calles neoyorkinas al Auditorio del Estado, para visibilizar la mezcla de culturas que se conectan sin distinciones a través del movimiento. Con ello, buscan acercar a nuevas audiencias a la danza y revelar la expresividad de los cuerpos en un espacio libre y cotidiano.

Los bailarines compartieron el escenario de principio a fin con un cuarteto de músicos, quienes se mimetizaron con exactitud en cada paso. Fue así como la música y danza convivieron armónicamente, hasta llegar a un final en el que los intérpretes invitaron al público a través de las palmas a unirse a esta festividad del cuerpo.

La banda militar estadounidense, The U.S. Army Blues, deleitó al público del Teatro Juárez con una brillante presentación de jazz, un género musical que nació en Harlem con los afroamericanos y ahora es el legado del mundo.

En palabras de su director y saxofonista, Xavier Perez, la intención del programa era trasladar al espectador a las distintas épocas del jazz a través de obras icónicas como Always and Forever, Ageless, Harlem Air Shaft de Duke Ellington y I’ve Got You Under My Skin. A su vez, los músicos obsequiaron una versión energética de la Bikina que terminó por encantar al público.

La guitarra, a cargo de Michael Kramer, y el bajo eléctrico, bajo el mando de Regan Brough, le añadieron al concierto notas de melancolía y festividad.

Durante su interpretación se pudo apreciar a los miembros de la orquesta disfrutando uno a uno, en espera del momento de improvisación en el que llevaron al límite su talento musical.

The U.S. Army Blues cumplió su promesa de obsequiar una noche de tributo al jazz y complació con varios temas extras en muestra de agradecimiento a los aplausos del público.

Foto: Cortesía.