El reto de la integridad académica en las universidades
La tecnología facilita la detección de prácticas académicas deshonestas, pero por sí misma no es capaz de actuar para prevenirlas; hace falta que la comunidad académica sepa usarla para educar y enfrentar los nuevos retos que trae consigo, considera Experto CETYS
Los recientes señalamientos sobre el presunto plagio en el que la ex presidenta del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México y ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel, han puesto en la mira a los mecanismos de detección y de control de plagio en las universidades.
“En ese sentido, es positivo que la casa de estudios involucrada, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), haya tomado cartas en el asunto, dictaminando que efectivamente se trata de una tesis plagiada”, consideró el Dr. Daniel Sanabria Barrios, director estatal de Bibliotecas CETYS y coordinador del Comité Institucional de Integridad Académica del Sistema CETYS Universidad.
Recordó que hace más de 35 años, en 1987, el único filtro disponible para detectar el plagio académico era, por sí sola, la capacidad de detección del asesor.
“Aún hoy sigue siendo importante la asesoría, con la diferencia de que ahora se cuenta con herramientas tecnológicas como SafeAssign y Turnitin que permiten la detección en manuscritos de plagio o copia de textos”.
Pero, la tecnología no es suficiente. El académico debe de saber utilizar esas herramientas y ser capacitado para emplearlas de manera apropiada.
“En las últimas semanas, en algunas universidades la mirada se ha puesto rápidamente sobre las Bibliotecas; ellas solo pueden contratar esos recursos antedichos y ponerlos a disposición de los académicos. Hasta allí llegan en esta parte. Pero el asunto no se agota allí: Hay que saber referenciar y citar, hay que saber usar estilos y gestores bibliográficos. Es decir, hay cosas que las bibliotecas pueden y deben hacer, y otras que no”, detalló el especialista.
Esto habla de la necesidad de forjar responsabilidades compartidas y una cultura de integridad académica, adicionales a los procesos de detección, control y sanción del plagio que deben especificarse claramente en los reglamentos académicos.
También, de determinar modelos de prevención basados en la formación, capacitación y seguimiento de alumnos y maestros, mediante el involucramiento de todos ellos en pro de la calidad y el prestigio de su institución educativa.
“Apenas el 12 de enero del 2023, el Boletín SciELO-México alertaba sobre reportes de académicos en algunas universidades acerca del uso de la recién estrenada tecnología de inteligencia artificial ChatGPT, para la construcción de ensayos y trabajos de alto nivel.
Esto nos sitúa frente a nuevos retos entonces para la integridad académica, ante lo cual hay que levantar miras: De un caso grave por lo que implica incluso para la credibilidad del Estado de Derecho, aparecen en el horizonte nuevos retos de un mismo fenómeno que las universidades en su conjunto deben de abordar integralmente”, concluyó el Dr. Daniel Sanabria Barrios.
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