Juguetes mexicanos de madera tallada, la herencia artesanal de Tlaxcala
Uno de los principales talleres en madera tallada de todo el país se encuentra en Tlaxcala.
Hablamos de Artetiza, del maestro José Luis Vázquez, quien elabora diversos juguetes que han acompañado a muchas generaciones, que son muestra viva de la herencia artesanal tlaxcalteca, pero, sobre todo, que nos hacen reflexionar acerca de la importancia de compartir con las nuevas generaciones la magia que provocan y así mantener viva esta tradición.
En Tizatlán, en el corazón de Tlaxcala, se vive una experiencia muy peculiar, la que nos hace recordar cuál fue nuestro primer juguete de madera o la primera vez que jugamos con un yoyo.
Cada visitante que llega al taller Artetiza sabe del sentimiento que provoca el ser testigo de la habilidad con la que trabajan la madera y como va cobrando forma ese juguete de la infancia.
Cada pieza es única, pues se elabora a mano, valiéndose de herramientas típicas –gurbias, formones, lijas– y algunas sierras, taladros y caladores eléctricos que les permiten tallar hasta 10 tipos de madera –cedro, ayacahuite, sabino, caoba, tlaxistle, huejote-.
Las técnicas de hechura de cada pieza son transmitidas por generaciones, empezando por el uso de materiales: si para un yoyo se requiere una madera maleable o para el balero una semidura, para el trompo es necesario usar una que resista los mayores rigores.
La mayoría de los juguetes tradicionales mexicanos son una expresión viva del arte popular, producto de la fusión de culturas europeas, asiáticas y prehispánicas. Por ejemplo:
El yoyo, disco de madera que con una cuerda en su centro le hace subir y bajar al ser atado a un dedo, con el que se logran notables acrobacias y juegos manuales, artefacto que por cierto ya era usado en China o Grecia hace miles de años, y que en México gozó de gran popularidad en el siglo XX. Incluso hubo concursos en televisión con hábiles competidores.
Otro es el balero, también conocido como capirucho o emboque, de origen francés, que consiste en un tallo o palito de madera que por medio de un cordón se trata de embonar con giros y piruetas a una bola o barril con un hueco en el centro.
El tercer juguete es el retador trompo, una especie de peonza con forma de pera, hecho de madera y una punta metálica que funciona como su centro de gravedad. Ya sea en un piso duro, en la tierra o en la palma de la mano, el trompo girará, hará evoluciones en el aire o, si así es la competencia, será lanzado contra las piezas rivales.
Muchos de los juguetes de madera, están dotados de sencillos, pero eficaces mecanismos que estimulan la creatividad, destreza, coordinación motriz y fomentan la convivencia entre las y los niños.
Sin duda, la época navideña nos da la oportunidad de valorar un sinfín de cosas, de tener muestras de cariño con las personas que amamos, y tal vez en esta ocasión, pensar en regalar juguetes populares mexicanos sea una buena oportunidad para dar un obsequio diferente, para ser solidarios con los artesanos y artesanas mexicanas y de paso, preservar una parte importante de nuestra historia, una que se labra desde Tlaxcala, capital origen de México.
Esta Navidad escápate a Tlaxcala un par de días, conoce su importancia histórica al ser una de las primeras ciudades del país, sus museos, gastronomía y encuentra, por supuesto, figuras como aviones, camiones, sonajas, muñecas, esferas de Navidad, móviles para preescolar, matracas, y toda una variedad en juguetes de destreza.
Y si buscas otro tipo de artesanía en madera, es importante mencionar que Artetiza ha obtenido diversos reconocimientos en concursos nacionales y elabora también piezas ornamentales y de uso como bastones, teponaztles para rituales, máscaras de Carnaval, coronas para las reinas de carnaval, etcétera.
Foto: Cortesía.