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Naturaleza para sanar, sobre Chibal’kan

Página Zero - CHIBAL-KAN

A través de la voz de distintas personas, se da fe del trabajo de Víctor Ceballos. Mujeres y hombres aseguran haber sido salvados por los remedios herbolarios del hombre.

En algunas zonas de Yucatán, las mordeduras de víboras y picaduras de insectos son comunes. Una de las comunidades reconoce que los médicos de la zona, quienes atienden en las clínicas de cada localidad, no están preparados para atender estas urgencias. Una vez que el veneno de los animales se inyecta en el cuerpo de los y las habitantes, se cuentan con pocas horas de vida.

En Buctzotz, Yucatán, vive Víctor Ceballos Sánchez, un famoso médico herbolario tradicional de la comunidad. A través de este documental, se muestra su historia y  se explora cómo su conocimiento le fue heredado generación tras generación. Así, Víctor se ha consolidado entre la población como la primera persona a la que acuden en caso de mordedura de alguna de las serpientes venenosas que se pasean por la localidad.

En las imágenes del documental se observa la rutina diaria de Víctor, que acude seguido al monte para obtener las raíces y hierbas necesarias para la preparación de sus remedios. También se acompaña su área de trabajo: una pequeña mesa de madera donde descansan cuchillos, embudos y botellas recicladas. Con machete en mano, Víctor Ceballos emprende camino al monte, que con el paso de los años se ha desgastado por la explotación de recursos. “Vivimos del monte”, explica un hombre frente a la cámara.

A través de la voz de distintas personas, se da fe del trabajo de Víctor Ceballos. Mujeres y hombres aseguran haber sido salvados por los remedios herbolarios del hombre. Su papá, cuenta Víctor, lo llevaba al monte y le explicaba para qué servían cada una de las hierbas que a su paso encontraban.

A través de la voz de distintas personas, se da fe del trabajo de Víctor Ceballos. Mujeres y hombres aseguran haber sido salvados por los remedios herbolarios del hombre.

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La cámara acompaña el recorrido de Víctor por las calles del centro del pueblo; quien toca casa por casa esperando que abran para ofrecer sus productos. Desde 15 hasta 25 pesos, vende remedios naturales de curación contra mordeduras y picaduras. La gente que lo recibe reconoce su apodo como “vipericida de Ceballos”, forma en la que deja el legado de su familia en la memoria de la comunidad que lo recibe.

“Estoy consciente de que si Dios no hubiera creado las plantas, yo no sería nadie”, asegura Víctor.

Este documental fue realizado por Glenny G. Torres Canu, quien formó parte de la primera generación de Ambulante Más Allá.

Por: Sandra Ramírez.

Foto: Cortesía.