Proyectaran la versión restaurada de “La mujer del puerto”
Protagonizada por Andrea Palma, la primera diva del cine mexicano, y por Domingo Soler.
Mx Nuestro Cine y la Filmoteca UNAM presentan la versión restaurada de la cinta La mujer del puerto (1934), dirigida por Arcady Boytler y Raphael J. Sevilla.
El filme narra la historia de Rosario (Andrea Palma), quien después de perder a su padre y descubrir que su novio la traiciona, se ve obligada a trabajar como trabajadora sexual en el puerto de Veracruz. Tras varios años, Rosario se acostumbra a la vida de cabaret.
Un día, un apuesto marinero la rescata de un borracho. Los dos pasan una noche apasionada, pero su amor se ve amenazado por un desconcertante secreto. El guion estuvo a cargo de Antonio Guzmán Aguilera, inspirado en los cuentos “Natacha”, de León Tolstói y “Le port”, de Guy de Maupassant; este segundo relato aborda dos de los temas más recurrentes en la obra del autor: el trabajo sexual y el incesto.
Jueves 12 de octubre, a las 20:30 h, a través de la señal 22.2 de la televisión abierta y por streaming.
En cuanto a la fotografía, fue realizada por uno de los cinefotógrafos más importantes de la Época de Oro del cine mexicano: Alex Phillips (1901-1977) quien, junto a Gabriel Figueroa, le dio identidad a la cinematografía mexicana, a través de una fotografía influenciada por distinguidos artistas extranjeros que tuvieron una importante trayectoria en nuestro país como Paul Strand, Sergei Eisenstein y Eduard Tissé.
Durante su carrera fotografió más de 200 películas, antes de filmar La mujer del puerto ya había trabajado el contraste de los ambientes rurales y urbanos, bajo la dirección de Antonio Moreno en el primer filme con sonido sincrónico de la historia de la cinematografía mexicana: Santa (1931).
Estos dos filmes presentan un sólido punto de partida dentro de la vertiente temática muy desarrollada en la cinematografía nacional: la corrupción de la mujer a partir de enfrentar situaciones ominosamente adversas, que la avasallan y acorralan en los más oscuros y perversos lugares de la sociedad mexicana.
Otra de las grandes figuras dentro del cine mexicano que fueron parte de esta obra cinematográfica es Manuel Esperón, quien musicalizó diversas películas emblemáticas, La mujer del puerto fue la primera; luego, siguieron hitos como Allá en el rancho grandes (Fernando de Fuentes, 1936) —película que inauguró la Época de Oro de cine mexicano—, ¡Ay, Jalisco, no te rajes! (Joselito Rodriguez, 1941), Dos tipos de cuidado (Ismael Rodriguez, 1953), por mencionar algunas.
De hecho, uno de los principales componentes por los que el cine mexicano se dio a conocer en el mundo fue la música; hasta el día de hoy son reconocidas las canciones de Manuel Esperón, como Amorcito corazón, Flor de azalea; Ay, Jalisco, no te rajes y No volveré, las cuales han sido traducidas a diversos idiomas e interpretadas por numerosos cantantes. Esperón recibió tres estatuillas Ariel, dos en la categoría de Música de Fondo y en 1995 fue galardonado con el Ariel de Oro por su vasta y trascendente obra.
Andrea Palma (1903-1987) y Domingo Soler (1901-1961) también trascendieron como pilares de esta época. Palma perteneció a una familia duranguense muy destacada en las artes escénicas, hermana del director de arte Jesús Bracho y del director Julio Bracho, actuó para los más importantes cineastas de su época como Roberto Gavaldón, Luis Buñuel, Juan Bustillo Oro, Emilio Gómez Muriel, Alberto Gout y para su hermano Julio Bracho. Su actuación y presencia en La mujer del puerto le valió la comparación con la actriz alemana Marlene Dietrich.
Domingo Soler, por su parte, formó parte de la llamada “Dinastía Soler”, un caso excepcional en la vida cultural de nuestro país, pues tanto él como sus hermanos consolidaron carreras destacadas y premiadas en cine y teatro.
Soler comenzó su carrera a los 10 años en la empresa teatral de la familia, después de su ilustre debut en La mujer del puerto, prosiguió una extensa y admirable carrera cinematográfica que abarcó cuatro décadas y rebasó 150 filmes. Ganó un premio Ariel por La barraca (Roberto Gavaldón, 1944).
Foto: Cortesía.