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Sonoridades del mundo dejan huella en el Cervantino

CARLOS ALVAR ORQUESTA ARAGÓN1

El público cervantino se entregó ante la habilidad en el shamisen de Chie Hanawa; el sabor de la charanga y el son cubano de la Orquesta Aragón y el homenaje de la OSUG a Sergei Rachmaninov.

El primer fin de semana del Festival Internacional Cervantino deleitó a miles de personas, quienes se dieron cita en los diferentes teatros, calles y recintos culturales de la capital cervantina de América para presenciar algunos de los 112 espectáculos de esta edición.

En la plaza de la Ex Hacienda San Gabriel Barrera, Chie Hanawa presentó un concierto en honor al shamisen, un clásico instrumento de origen chino con fuertes raíces japonesas. Acompañada de una pista de tambores y guitarras flamencas, Hanawa interpretó una introducción clásica de Smoke on the Water de Deep Purple, en la que demostró que la música tradicional japonesa es vehículo de libertad para la creación de nuevas piezas.

Enseguida continuó con Asian Blue, El cumbianchero, España y el solo Tsugaru jongara buchi, momentos de contraste en los que la Chie Hanawa parecía tocar las tres cuerdas de seda como una virtuosa guitarrista de rock.

La artista se despidió con Experience, pieza de su creación con la que confirma que su vitalidad y genialidad nos hace mirar la música tradicional japonesa.

La charanga cubana es sabor, fiesta e historia. Con esos tres elementos la Orquesta Aragón irrumpió en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas para contagiar el ritmo de este género musical al público cervantino, en un concierto conformado por sus éxitos más representativos como Quiéreme siempre, Cachita, El Bodeguero y Son al Son.

Las calles, la gente y los paisajes de la Perla del Sur, nombre por el que también se conoce a la ciudad de Cienfuegos, Cuba, son retratados en cada una de sus letras, que desde 1939 contagian de júbilo a sus escuchas. A ocho décadas de su fundación, sigue siendo considerada una de las orquestas más importantes del son cubano por consolidar una tradición a través de la música durante la época dorada de las décadas de 1960 y 1970.

La Orquesta Aragón fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2005 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), además le fue otorgada la Medalla Pablo Picasso por sus contribuciones al medio artístico.

Letras de cuerpo derramaron su tinta corporal en el Auditorio del Estado para dejar huella tras su paso en el Festival. Por tercera ocasión, la compañía quebequense Marie Chouinard formó parte de la programación de esta celebración cultural, con dos programas titulados Vitalidad Radical (extractos) y Henri Michaux: Movimientos.

El primero mostró el virtuosismo técnico de los bailarines en ocho movimientos. Cuerpos sonoros, automatizados y visualmente invertebrados entablaron discursos concisos en solitario, duetos y grupos, como recién extraídos de un haiku japonés —libros integrados por poemas no mayores a tres versos—. Las imágenes corporales proyectadas en el escenario hipnotizaron a los asistentes durante 25 minutos, a través de un efecto ilusorio en el que los movimientos parecen emerger de mundos imaginarios, como producto de cada exhalación.

La segunda parte del programa consistió en una reinterpretación dancística del libro de Henri Michaux: Movimientos. El ciclorama del Auditorio del Estado les dio vida a las 64 páginas de dibujos en tinta china, manchadas por figuras multiformes descifradas por los intérpretes a través de su corporalidad. Esta pieza es descrita por su creadora como “una fiesta de manchas, brazos moviéndose de arriba a abajo en escalas”.

Hilos de historia

Las Marionetas de Hilo de Quanzhou son creatividad hecha a la perfección. Por primera vez, los también conocidos “títeres de seda colgante” llegaron al FIC para compartir una tradición que se remonta a los años 221 a.C. y 220 d.C.

Pequeños seres de tela protagonizaron cinco relatos fantásticos en los que se conservan las creencias, costumbres y actividades populares de la antigua región de Quanzhou y sus alrededores. Un par de leones, un borracho cazador de demonios y dos monos acróbatas provocaron las risas y aplausos de los asistentes, quienes se dieron cita en la Plaza de San Roque el sábado 14 y domingo 15 de octubre.

La actuación estuvo acompañada de “melodías de títeres” hechas especialmente para estos espectáculos, a base de técnicas de interpretación de tambores de pie presionado. Al final de su intervención, los titiriteros invitaron a los niños y las niñas a manipular las marionetas bajo su instrucción, para divertirse y aprender de cerca sobre este arte milenario.

Es un homenaje a la excelencia musical a 150 años del nacimiento del compositor ruso Sergei Rachmaninov, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ofreció dos conciertos para piano, el Concierto para piano y orquesta núm. 3 en re menor, Op. 30 y el Concierto para piano núm. 1 en fa sostenido menor, Op. 1, famosos por la alta exigencia técnica que demanda a sus intérpretes.

El piano del Teatro Juárez se mostró pequeño debajo de los dedos de Alexander Korsantia, pianista georgiano elogiado en todo el mundo por su impecable técnica y fraseo dinámico. Durante casi 90 minutos el público se mantuvo inmóvil entre los diferentes movimientos que van de lo apacible y contemplativo a lo vertiginoso.

El intercambio de sonidos entre la orquesta y el pianista simularon un diálogo emotivo y dramático hasta culminar en un final triunfal. Al término del concierto, los asistentes se mantuvieron de pie para despedir con ola de aplausos los artistas, incitando al encore.

Foto: Cortesía.