Urgente limitar el crecimiento de las ciudades y sus formas de consumo
Expertos participaron en el Foro Metropolización y sustentabilidad: El papel de las universidades en el análisis de fenómenos actuales.
La calidad de la urbanización en las ciudades continuará en rezago si no se afronta la urgencia de limitar el crecimiento de las mismas y sus formas de consumo, “no estamos dispuestos a afrontar que muchas de las cosas que hacemos deben tener un límite”, aseguró el doctor Ricardo Pino Hidalgo, investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el Foro Metropolización y sustentabilidad: El papel de las universidades en el análisis de fenómenos actuales, que se llevó a cabo en la Feria Internacional del Libro Monterrey.
Durante la segunda mesa de este foro académico titulada Transformación metropolitana: cambios funcionales y morfológicos de las grandes metrópolis en México, el doctor Pino Hidalgo resaltó que mientras no se enfrente el problema del crecimiento en su sentido más amplio, no habrá solución a los otros inconvenientes, porque a la par del desarrollo físico y demográfico incrementa el consumo de energéticos, bienes, agua y servicios de movilidad para los que no siempre hay soluciones sostenibles.
“Tal es el caso del aumento de parque vehicular, el cual continúa siendo desmedido, y aun cuando pasemos de autos de combustión interna a eléctricos, las emisiones no disminuirán, pues ya no se emiten a nivel de calle, pero sí de fabricación; las cosas no desaparecen, se transforman” añadió.
El profesor del Departamento de Teoría y Análisis subrayó que la urbanización no es sólo la expansión de áreas urbanas sobre territorios agrícolas, sino que trae consigo una alta densificación en espacios muy reducidos con edificaciones de muchísimos niveles que cambia el valor del suelo.
Vale la pena pensar que “tenemos un sistema de ciudades muy disímil”, donde las grandes metrópolis encabezan esa desigualdad, frente a una multiplicidad de pequeñas y medianas urbes que no cuentan con todas las oportunidades que existen en las otras y mientras exista esa disparidad tan fuerte, el flujo de movilidad seguirá siendo hacia las metrópolis, sostuvo el miembro fundador de la Red Latinoamericana sobre investigadores de la Teoría Urbana.
Refirió que la urbanización en México históricamente estuvo asociada a un proceso de industrialización, pero con el quiebre de siglo se detuvo, pasando a un lugar secundario que dio lugar a una economía basada en la actividad terciaria de comercios y de servicios; sin embargo, hoy tanto la industrialización como la terciarización son factores que promueven la urbanización continua.
La doctora Liliana Beatriz Sosa Compeán, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, apuntó que independientemente del motivo por el que se den las distintas movilidades, éstas transforman el paisaje urbano, las periferias y muchas prácticas, lo que hace más clara la gran necesidad por tener acceso a la vivienda y a una mejor movilidad.
Los flujos migratorios traen consigo cambios culturales y de costumbres, así como otras formas de hacer ciudad que pueden beneficiar el entorno; no obstante, todo esto crea retos para la hiperurbanización, la cual debería adoptar de manera acelerada servicios que provengan de energías limpias y que satisfagan a una gran cantidad de población y que sea asequible al alcance de todos.
“En cuanto a seguridad alimentaria, todo versa en la capacidad de producir alimentos y ser autosuficientes, mientras que su logística urbana debe asegurar la accesibilidad y distribución eficiente que permita que los costos no se encarezcan”, agregó.
Respecto de la movilidad, las metrópolis necesitan sistemas e infraestructuras más eficientes y una conectividad planeada para poder tener acceso a las diferentes zonas y dar mejores opciones; en este sentido, el empleo de la tecnología también impacta en las urbes, como el uso del Waze y Google maps, aplicaciones que para desplazarse de un lugar a otro generan nuevas rutas, apuntó.
La maestra Atalya Montoya Rodríguez, quien forma parte del Programa de Investigación de Estudios Metropolitanos de la UAM, y moderadora de esta mesa, recordó que los procesos de urbanización derivan de la estrecha relación entre el desarrollo económico y los cambios de las políticas que impulsan la industrialización, la especialización, la terciarización y diversas actividades económicas.
Pero cuando éstas encarecen, se originan movimientos poblacionales que se desplazan en búsqueda de oportunidades laborales y de vivienda hacia las ciudades y, por ende, la expansión de la mancha urbana sobre el territorio.
Relató que según datos de la Organización de las Naciones Unidas la región más urbanizada es Australia y Nueva Zelanda donde 86 por ciento de población vive en zonas urbanas, seguida de América Latina y el Caribe con 81 por ciento; Europa y América del Norte con 77 por ciento; África del Norte y Asia Occidental con 63 por ciento y Asia Oriental y suroriental con 61 por ciento.
En México la población urbana entre 1900 y 2000 ha crecido casi 26 veces, es decir, “que hemos pasado de 3.8 millones a 99.5 millones de habitantes, siendo de 1940 a 1980 su mayor auge”.
Por Nallely Sánchez Rivas.
Foto: Especial.