Costa de Marfil es el país que produce alrededor del 40% de la producción mundial de cacao
Es un sector que emplea más de 2 millones de niños.
Los menores que vienen de Burkina Faso trabajan allí gratis. Los traficantes los captan en la estación de autobuses, siendo enviados a las plantaciones.
Vienen de sufrir sequía y hambre y están dispuestos a trabajar a cambio solo de comida.
Gran parte de los campos son ilegales y se esconden en bosques protegidos.
Allí trabajan sin descanso, sin recibir prácticamente nada a cambio, con unas condiciones infrahumanas. Duermen debajo de los árboles, en lugares sucios que acaban provocándoles enfermedades graves.
La explotación infantil está prohibida y penada, pero es muy complicado demostrarla.
La realidad es que uno de cada tres trabajadores es un niño.
Sus padres no pueden permitirse llevar a sus hijos a la escuela y el cacao es su última esperanza, por eso los venden para que trabajen en los campos por unos 300 euros, el precio de un joven esclavo durante tres años.
No les pagan, al menos al principio.
Años trabajando gratis, hasta que su jefe cree que ha trabajado lo suficiente como para darle una parcela con la que poder ganar algo de dinero.
El trabajo que llevan a cabo es, además, peligroso. Machetes para extraer los granos de cacao, cargas muy pesadas y el uso de productos químicos sin ningún tipo de protección, como el glifosato.
Se trata de un herbicida que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como "probablemente cancerígeno para los seres humanos".
En un mercado poco transparente, todo son intermediarios y los dueños de los campos no saben realmente a dónde va a parar la mercancía, que generalmente acaba en manos de súper empresas que son las que fomentan estas prácticas como Hershey, Mars, Nestlé, ADM cocoa, Godiva, Folwler’s Chocolate, Kraft.
Los que hemos consumido mucho cacao o chocolate "barato" en los últimos 30 años, nos hemos alimentado de trabajo infantil, y en definitiva, de esclavitud.
Nuestra pequeña aportación debe ser buscar tabletas de chocolate o polvos de cacao con la etiqueta de cultivo sostenible, aunque sean productos, evidentemente, más caros.
No extraña que en África empiecen a levantarse, cansados de que sus infinitos recursos, los exploten otros.
Texto: Tomado de la red.
Foto: Cortesía | Food Empowerment Project