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Decir adiós; el duelo por fallecimiento es un proceso tanto individual como familiar

duelo

Perder la figura materna o paterna impacta no solo a quien lo vive, sino que es una de las pérdidas que conlleva más modificaciones en la dinámica familiar.

Al fallecer algún miembro del hogar, las personas se enfrentan a dos duelos: el individual y el familiar, este último impacta en la dinámica entre los integrantes. Se pueden vivir diversos tipos de duelo, esto dependiendo de las características de la pérdida, la relación con la persona que ha fallecido o con el acontecimiento, las circunstancias de vida y la personalidad, así lo explicó Frida Valenzuela Salazar, docente de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad campus Mexicali.

El duelo es un proceso y una serie de reacciones emocionales, cognitivas, físicas y conductuales que todo ser humano experimenta a modo de respuesta ante alguna pérdida significativa que puede presentarse en su vida diaria, agregó Valenzuela Salazar.

Durante el proceso de duelo se atraviesan distintas etapas: negación, ira (enojo), negociación, depresión (tristeza profunda) y aceptación (aprender a vivir con la pérdida), este proceso no se experimenta en un orden en específico.

Es importante comprender que podemos encontrarnos experimentando más de dos emociones a la vez e incluso podemos afirmar que hemos aceptado y ‘’superado’’ definitivamente la pérdida y el proceso de duelo, para después llevarnos la sorpresa de vivir alguna etapa nuevamente”, agregó Valenzuela Salazar.

Aunque estas etapas llegan a ser individuales, cuando llega a faltar un miembro de la familia se lleva a cabo un duelo compartido, éste impacta principalmente en la identidad familiar y el rol que cada miembro construyó a lo largo del tiempo.

Por ejemplo si llega a faltar el padre, identificado por su esposa e hijos como el líder, al momento de no estar presente en la dinámica, la familia se ve envuelta en la adaptación de la ausencia de ese rol y es necesario modificar la función de cada miembro para poder integrarse nuevamente, ya sea asumiendo nuevas responsabilidades, cambios en la comunicación, nuevas rutinas y facetas en la dinámica familiar”, agregó Valenzuela Salazar.

Durante la muerte de un progenitor o de una figura de autoridad pueden aparecer sentimientos de abandono sin importar la edad en la que ocurre este suceso; además, el impacto emocional de esta pérdida obliga a replantearse el rol que desempeñó el progenitor que ha fallecido, evaluando y creando un criterio sobre lo que el hijo sobreviviendo puede seguir implementando ya sea en su vida diaria o en su papel como padre o madre de su propia dinámica familiar.

Por otra parte, la pérdida de un hijo es la más impactante no solo a nivel social, sino que dentro del proceso de duelo existe un grado de sensación más intensa, este tipo de pérdida es la más compleja a causa del orden natural que el ser humano espera.

La vivencia de la pérdida puede provocar reacciones que son complejas para el entendimiento de la familia, las cuales alteran significativamente el curso del proceso de duelo. Los sentimientos más frecuentes son culpa parental, injusticia, autorecriminación y desesperanza”. explicó Valenzuela Salazar.

Cómo apoyar a una persona que está pasado por un duelo

Para apoyar a una persona que atraviesa por un proceso de duelo se requiere de

tres componentes esenciales en el acompañamiento: Paciencia, sensibilidad y comprensión. Entendiendo que somos únicamente acompañantes en el proceso del otro, se recomienda:

  1. Reconocer el dolor: Al tratar de comprender el dolor de la persona en duelo, validamos sus emociones y su experiencia, aceptando que nuestro rol no es el de ‘’evitar’’ el sufrimiento, sino de ofrecer una escucha activa y una disponibilidad para el otro.
  2. Ofrecer ayuda práctica: Ayudar con las tareas de la vida diaria es un apoyo para la persona en duelo, como cocinar, hacer las compras de víveres, cuidar a los hijos etc.
  3. Ser específicos: a menudo utilizamos frases como ‘’cuenta conmigo cuando lo necesites’’ o ‘’avisame si necesitas algo’´, estas palabras pueden ser confusas para el doliente, provocando que no pida el apoyo y se aisle, por lo que es necesario ser muy claros con los apoyos que brindaremos a la persona, podemos utilizar frases como ‘’voy a ir de compras ¿necesitas algo?’’ o ‘’Puedo pasar por los niños esta tarde’’.
  4. Respetar el tiempo y espacio: Cada persona tiene un ritmo único para procesar su pérdida y vivir su duelo, por lo que no debemos esperar que la persona ‘’supere’’ su dolor o que retome su ritmo de vida en un periodo de tiempo que la familia o su entorno crea conveniente e incluso establezca.

Foto: Cortesía.