Origen, raíz y materia a través del barro en el Museo Casa Diego Rivera
Es una exposición que se abre al diálogo entre tres destacadas artistas guanajuatenses a través del barro.
En el marco del Festival Internacional Cervantino, se inauguró la exposición: “Origen, Raíz y Materia” en la que tres mujeres creadoras hablan desde sus lenguajes propios sobre lo matérico y la convergencia de lo femenino a través de la tierra.
El entrecruces de disciplinas da como resultado un acierto curatorial de la técnica para salir del concepto de barro común aun cuando para las tres artistas el uso del barro como material creativo no es común en sus creaciones por lo que todavía se sienten ajenas a él, sin embargo, lo eligieron como concepto común a través de un ejercicio de materialidad con la cual llenar el vacío.
Rocío Gordillo, Berenice Arnold y Ana Gómez inauguraron su exposición en un conversatorio moderado por Renata Buchanan, coordinadora de Museos del Instituto Estatal de Cultura, en el cual compartieron con el público asistente su experiencia en el uso de la arcilla a pesar de los distintos enfoques y el discurso que cada una trabaja a través de su obra.
La conversación traspasó las palabras y se extendió hasta la sala PAAG del Museo en donde fue posible comprobar cómo es que el barro adquirió formas, significados y contextos diversos desde las manos de tres almas creadoras con distintas técnicas para comunicar su concepto de origen, raíz y materia.
Ana Gómez, artista visual, diseñadora y gestora cultural quien por lo general aborda temas relacionados con la sobre producción industrial y sus consecuencias, la falsa idea de progreso, los roles de género, la identidad y el territorio explicó que las cosas se dividen para entenderlas y lograr un entrecruce de disciplinas para crear y satisfacer la necesidad de explorar al hacer.
Su trabajo versa en la invasión del espacio, cosmos, origen, ritual y exploración del objeto como conexión con los antepasados, para lograrlo se ha centrado en la tierra. Para ella, el cuerpo y el territorio son entidades que hace falta transitar, y si a final de cuentas se es cuerpo ¿cómo se inserta en el lugar donde se vive y esto permea en cada uno? Ella busca que el ser humano se reconozca en el paisaje.
Se centra en quemas experimentales de barro, restauración de fragmentos y trozos descartados de otras obras y artistas para construir “llamadores” (objetos que llaman a algo).
Berenice Arnold, artista interdisciplinaria, trabajó con materiales sustentables combinando el barro de San Luisito con la ceniza volcánica del volcán Paricutín. Compaginó estos dos elementos trabajando el barro en torno de pedal pues quería algo muy de la tierra para innovar y captar sonidos distintos basándose en la forma y los orificios de sus obras.
Realizó una comparación entre el volcán Stromboli y el Paricutín y explicó que quería hacer un objeto que captara el sonido del volcán así como las caracolas encierran el murmullo del mar. Creó seis diseños diferentes para generar distintos sonidos y estimular el imaginario sonoro y crear una poética del sonido.
Rocío Gordillo, licenciada en Artes Visuales, refirió que intervino el barro con pintura y que considera que en lo matérico converge lo femenino. La tierra conecta y cada una habla de distintas maneras desde un punto de vista mítico a través de la materia que es el vehículo para comunicar, en este caso, el barro.
Para ella, es una forma de darle voz a la materialidad en sí misma porque la tierra tiene que ser escuchada a través de esquemas visuales que intentan cuestionar cómo es que vemos y entendemos desde todos los lugares. Por eso es que su obra tiene juegos ópticos para manifestar soluciones.
La exposición estará abierta al público hasta el 19 de noviembre de 2023, en el Museo Casa Diego Rivera.
Foto: Cortesía.