Aborda el cine desde los públicos, los contextos de producción y la memoria
En el libro “Claroscuros de la memoria. Culturas cinematográficas y mundos urbanos”.
Claroscuros de la memoria. Culturas cinematográficas y mundos urbanos (UAM-Juan Pablos Editores), presenta de una manera original e innovadora al cine a partir de los contextos de producción, los públicos, las salas cinematográficas que llevan al lector al diálogo entre investigadores de diversas generaciones e instituciones académicas, expresó el doctor Antonio Zirión Pérez.
Se presentó en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 2023, el investigador del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) –que junto con la doctora Ana Rosas Mantecón coordinó la edición–, comentó que el texto aborda tres campos importantes del pensamiento contemporáneo: el cine, la ciudad y la memoria.
“Trabajamos el cine no a partir de las cintas como ha sido el enfoque clásico, sino de todo lo que lo rodea como las culturas cinematográficas, los públicos, los contextos de producción, al igual que la remembranza, tratando de distanciarnos un poco de las visiones hegemónicas que se orientan como un elemento de reparación del daño, de búsqueda de justicia”.
Cuando se relaciona con el séptimo arte, la memoria es lo que “nosotros llamamos narraciones con un tinte alegre, pero además nostálgico en la evocación de la gente y que forman parte significativa de la construcción de su identidad”.
Mientras que, con el concepto de ciudad, se intenta dar una vuelta de tuerca para no estudiarla desde el punto arquitectónico-urbanístico, sino de las culturas cinematográficas, aquellas que ocurren en las capitales y también toda la producción simbólica y las cuestiones identitarias que rodean al cine y a la metrópoli.
El académico explicó que la obra consta de 12 capítulos y está dividida en dos partes: la primera denominada Ciudad en el cine, en la que se analiza la presencia y los imaginarios de la capital de México a través de diferentes cintas, empezando por la década de 1930 hasta llegar a la época actual.
“Aquí los diferentes actores ven cómo cambia la urbe simbolizada por el cine y cómo hay algunos hitos históricos sustanciales como el terremoto de 1985, representados de una manera muy especial, debido al análisis de los largometrajes que dan fe del devenir del lugar”.
En la segunda parte, “vemos los cines en la Ciudad, una especie de sinergia entre la configuración, la planeación y el establecimiento de consumo cinematográfico como los corredores donde se ubicaron los cines para ver el papel que jugaron en la forma de metrópolis”, como Zacatecas, Aguascalientes y Laredo, Texas, esta última con una población mexicana importante.
Finalmente, la edición que surge del proyecto Memorias de lo urbano termina con experiencias de un cine ya desterritorializado que llevó a estudiar “el hábito y las perspectivas de los públicos de un festival de cine documental itinerante como Ambulante, a la vez de un cine club en línea que se llevó a cabo en el Laboratorio Visual de la Unidad Iztapalapa durante la pandemia”, puntualizó.
Claroscuros de la memoria. Culturas cinematográficas y mundos urbanos (UAM-Juan Pablos Editores), Antonio Zirión Pérez y Ana Rosas Mantecón coordinadores.
Por Ana María Lozada Xochicale.
Foto: Cortesía.