Carlos Sánchez Gutiérrez se encuentra en un lugar privilegiado de la música contemporánea actual: Gabriela Ortiz
La música, agregó Ortiz, es distinta en cada persona y cultura, pero es innegable que siempre ha estado entre la humanidad.
Como en el caso de cualquier artista, para el compositor “tratar de ser honesto en la búsqueda de un lenguaje auténtico es parte del recorrido natural a la hora de enfrentarse con la partitura en blanco”, consideró la compositora Gabriela Ortiz, miembro de El Colegio Nacional, al iniciar la conferencia-concierto “Llevando a una línea de paseo: Música de Carlos Sánchez Gutiérrez”.
Celebrada de manera presencial en el Aula Mayor de esta institución y transmitida a través de sus redes sociales, la velada contó con la participación de solistas de Ónix Música Contemporánea: el percusionista Brant Blackard y el clarinetista Fernando Domínguez, así como del compositor Carlos Sánchez Gutiérrez, quien compartió algunas razones de su proceso creativo.
Para los compositores, afirmó la maestra Gabriela Ortiz, “el enfrentarnos a la partitura en blanco es como encontrarnos en medio del océano, con la incertidumbre de perdernos en ese infinito horizonte azul; si bien la experiencia artística es fundamental en todo proceso artístico, el miedo de empezar una obra nueva, al menos en mí, siempre está presente”.
“¿Cómo entonces es que podemos encontrar esa frase melódica, esa textura, ese gesto rítmico que nos brinda la confianza, la libertad y la firmeza para poder comunicar musicalmente lo que no podemos explicar con palabras?”, cuestionó la colegiada.
Ortiz calificó la experiencia creativa de un compositor como enigmática, y habló del elemento milagroso e irracional que ocurre al momento de crear: “Para la mayoría, esta vivencia es tan enigmática que ni siquiera se puede estar seguro de poder describirla de manera adecuada, no obstante, entre los compositores existe un consenso que explica que la inspiración inconsciente o el instinto se convierte en un elemento necesario del proceso creativo, y una guía infalible para tomar decisiones a la hora de componer”.
“La autorreflexión profunda y cuidadosa es indispensable para nombrar e interrogar las intersecciones entre el yo y la sociedad, lo particular y lo general, lo personal y lo político”.
La colegiada presentó al compositor mexicano Carlos Sánchez Gutiérrez, para quien, dijo, “la tarea de escribir música no es algo fácil, de ahí su insistente búsqueda por encontrar un resultado sonoro que no sólo lo represente en el sentido más profundo, sino también que lo deje plenamente satisfecho”.
La música, enfatizó Gabriela Ortíz, “acompaña, consuela, desafía, seduce, une, confronta, enseña, permite, grita, calla o simplemente suena. Es distinta en cada persona, en cada cultura, pero es innegable que siempre ha estado presente en la historia de la humanidad desde el primer pulso vital”.
Además, agregó la colegiada, Sánchez Gutiérrez, “utiliza una serie de herramientas que le permiten crear un discurso coherente o un trazo lineal elegantemente construido y consistente de cabo a cabo. En su música, siempre encuentro un destello de asombro y seducción sonora que abarca varios parámetros musicales que siempre me han interesado, como el ritmo, la textura y el timbre. Los agudos títulos de sus obras siempre nos invitan a la reflexión, a lo contestatario y a un sentido del humor sumamente personal”.
“No me cabe la menor duda de que su ineludible elocuencia y rigor intelectual con el que distingue su música es un perfecto equilibrio entre lo racional, lo metodológico junto con lo emocional y creativo, Carlos se encuentra en un lugar privilegiado de la música contemporánea actual”, dijo.
Y añadió que sus puntos de partida van desde el budismo, Ítalo Calvino, Paul Klee, Goya, o “hasta máquinas que, como él bien afirma, producen hipo o arañas que les falta una pata. Sin embargo, donde justamente reside la grandeza de su obra, es que no es un acto divino, sino un acto profundamente humano, poético, de gran fuerza expresiva, y eso es lo que conmueve”.
Teoría de la ballena muerta
Antes de iniciar la disertación del compositor mexicano, el percusionista Brant Blackard ejecutó la Suite para cello en mi bemol de Bach. “Además de empezar con Bach, siempre es bueno empezar con Paul Klee, la combinación Klee-Bach es esencial en nuestras vidas y los invito a todos a que la adopten”, dijo Carlos Sánchez Gutiérrez.
Inmediatamente después desplegó su teoría de lo que llamó La ballena muerta. “Una ballena gris, de estas que están ahora muriendo en las costas últimamente. En situaciones normales vive alrededor de 70 años y cuando muere se convierte en el sustento y en el hogar de una serie de especies, iniciando con las aves marinas y terminando con las minúsculas especies en el fondo del mar, y a lo largo de todo ese proceso, conforme se va sumiendo este cadáver, se crean ecosistemas alrededor”.
Ese proceso, señaló, puede durar el doble de lo que duró la vida de la ballena viva y para el compositor mexicano es un fenómeno análogo “a lo que ha pasado con esta cosa que llamamos música clásica, música seria, música culta”.
“La música clásica, es decir, la tradición europea, en mi opinión murió en 1913 con el estreno de la Consagración de la Primavera de Stravinski, y de Jeux o Juegos de Debussy. Siento que en ese momento se marcó una nueva dirección para la música occidental, irreversible, y que mató a la música como tal, a la música occidental como tal”.
Pero, resaltó, “eso no quiere decir que la música realmente haya muerto, porque todas estas especies que habitamos el mundo de la música occidental desde entonces nos nutrimos de este cadáver maravilloso en el cual podemos vivir y podemos compartir con ecosistemas, quizás más pequeños, que los que existían antes, pero igualmente eficientes, efectivos y emocionantes”. De ahí la analogía con el cadáver de la ballena.
“Yo prefiero que mi música sea la responsabilidad única, o contenga la responsabilidad única de compartirse con este pequeño ecosistema que es, a fin de cuentas, con el que más fácilmente me voy a comunicar. Esa es la teoría de la ballena muerta que me mantiene vivo, optimista y feliz en este mundo lleno de pesimismo”.
Sánchez Gutiérrez definió su acto creación como producto de la combinación del trabajo duro que permite mostrar una visión poética. “Tengo la convicción de que componer no es otra cosa que el duro trabajo diario con el cual reflexiono y llevo a término una visión poética. Yo sólo puedo, o mejor dicho, quiero componer aquello que deseo escuchar”.
“Aspiro a encontrar lo que sólo puede ser descrito con sonidos, y espero que suceda como lo habría hecho Paul Klee, llevando a una línea de paseo. Como Ítalo Calvino, prefiero el arte que se eleva por encima del peso del mundo y respondo a aquellos gestos que, aunque misteriosos, son directos y claros y que me hablan con precisión y franqueza. Me gusta la tenue línea que separa el drama de la comedia, disfruto del grácil espectáculo con el que una araña intenta encaramarse en la pared”, enfatizó el artista.
La conferencia-concierto: Llevando a una línea de paseo: Música de Carlos Sánchez Gutiérrez, coordinada por Gabriela Ortiz, es integrante de El Colegio Nacional, se encuentra disponible en el canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
Foto: Cortesía.