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Estrategias activas en el aula para mejorar la concentración

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Se deben implementar prácticas de enseñanza que involucren a todos los estudiantes, donde participen y se comprometan, para lograr así, mejores aprendizajes.

En los últimos años, el tiempo de concentración de los jóvenes ha disminuido considerablemente ante los avances tecnológicos y cambios generacionales, por lo que es cada vez más complicado mantener la atención de los estudiantes dentro del aula de clases. Como consecuencia de ello, los docentes han tenido que adaptarse a la nueva realidad digital y modificar su planeación de clase.

La Mónica Gárate Carrillo, Coordinadora Académica de la Maestría en Educación de CETYS Universidad Campus Mexicali, señaló la importancia de la implementación de metodologías activas; es decir, el profesor no se presenta todo el tiempo hablando, sino que utiliza estrategias de enseñanza-aprendizaje que sean dinámicas, creativas y atractivas para mantener la atención de los estudiantes.

Después de la pandemia, hubo un cambio en las generaciones y en la percepción del estudiante en cuanto a las clases. Con el avance tecnológico y las redes sociales, se acostumbró en el día a día a poner poca atención y cambiar el contenido. Ante eso, si el educador habla durante toda la sesión, se pierde la concentración, mencionó.

“También cambiamos nosotros como docentes y es difícil que uno pueda estar todo el tiempo hablando y tener al grupo inmóvil. A mí me gusta que el grupo esté movido, esté atento, participativo, que platique conmigo todo el tiempo, que me cuente sus dudas, que levante la mano, que comente y le retroalimente a un compañero o a mí, que me diga si la clase está yendo por un buen rumbo”, expresó la coordinadora.

Del mismo modo, destacó que los profesores además de ser expertos en contenido, deben prepararse para adecuar la información y asegurarse que el estudiante comprenda lo que se trata de transmitir, con el fin de crear una educación con base en las necesidades observadas en el aula.

“Es válido y es muy importante estarnos retroalimentando constantemente y evaluarnos a nosotros mismos como docentes para hacer los cambios y adaptaciones de manera oportuna para que nuestros estudiantes al final puedan llevarse esos aprendizajes que queremos que se lleven”.

Por otra parte, Gárate Carrillo determinó algunas estrategias que podrían ayudar a los docentes para mantener la atención en la aula de clases:

El uso de herramientas tecnológicas y plataformas interactivas: Funcionan como apoyo en alineación con los objetivo de aprendizaje y contenidos para reforzar lo visto en el salón de clases y llegar a un aprendizaje profundo.

Proyectos en relación a temas de interés: Emplear casos prácticos, análisis de un problema en parejas o en equipos y un proyecto integrador al final del periodo, donde se ponga en práctica todo lo aprendido en la unidad.

Aprendizaje experiencial: Crear una experiencia que sea real o ficticia, apegada a la realidad, donde los alumnos tengan incidencia para resolver o para interferir en alguna situación específica.

Hacer pausas conscientes: Funcionan para determinar los momentos en la clase en donde sea oportuno tener una pausa o cambiar de actividad, ya sea mediante una presentación digital pasar a una dinámica de clase o tomarse un momento para preguntar.

Retroalimentación: El estudiante puede implicarse y motivarse más en su aprendizaje si sabe cómo está avanzando, qué le está faltando y qué está haciendo bien, por lo que, generar una retroalimentación o comentario en los trabajos entregados que expliquen la calificación, les puede ayudar a mejorar.

“La labor del docente es muy valiosa para nuestra sociedad. Asumir el reto de formar generaciones nuevas, es lo que nos toca ahorita y hay que implicarse y responsabilizarse de esa formación, de ese cachito de formación que nos toca en su vida”, concluyó Mónica Gárate.

Foto: Especial.