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Pinturas rupestres en el sitio arqueológico "El Muñeco"

Página Zero - Pinturas Ruprestes Foto Moisés Nava

Ubicadas en el municipio de Heliodoro Castillo, revelan el trascendental contacto entre europeos y nativos en la Sierra de Guerrero después de la conquista de México-Tenochtitlan.

En la Sierra de Guerrero es común ver habitantes de "piel blanca, ojos de color" y cabello castaño claro a rubio, de rasgos fuertemente similares a personas del continente europeo. La tradición oral al respecto es interesante. Se dice que “los señores grandes de antes” platicaban que en algún tiempo:

...llegaron personas blancas a Corral de Piedra, que venían quién sabe desde donde, la cosa que venían de otras partes y se quedaron aquí y en muchos pueblecitos y ranchitos de lo que hoy es pues la Sierra”.

Otros pobladores agregan qué:

“…cuando los españoles llegaron -hombres barbones y bien aparecidos-, se agarraron esposas de por aquí, que vivían antes por estas tierras. Y ya sus hijos empezaron a salir bien. ¡Vinieron a componer la raza de aquí pues!”

Lo que nos cuentan los pobladores de la Sierra de Guerrero sin duda es sorprendente. Estas tradiciones orales nos llevan travéz del tiempo, a un pasado remoto en donde los nativos presenciaron asombrados la llegada de hombres extraños.

En fuentes documentales escritas, encontramos que, en 1522, Gonzalo de Umbría, encomendado por Cortés a su viaje hacia Zacatula, pasó “por una espesa sierra en donde el mismo llegó a la conclusión de que muy seguramente había oro y plata”. Un año después, cuando el capitán Juan Rodríguez Villafuerte regresaba de Cihuatlán, “incursionó en donde ahora es el pueblo de Tlacotepec y sometió” tanto a sus habitantes, como a los pueblos que estaban bajo su dominio, uno de estos Corral de Piedra, muy cerca de Huerta Vieja. Después, según el texto, llegaron los frailes franciscanos a evangelizar esta zona de la Sierra de Guerrero. También estos antiguos pobladores fueron ocupados como mano de obra para el trabajo en la mina de Topila y Campo Morado (López J. Félix, 2001: 290-291).

Indagando más adelante, se habla de que en el siglo XVII la Sierra de Guerrero recibió una fuerte influencia de colonos europeos que se hicieron ganaderos. Al encontrarse aislados, se empeñaron en conservar y purificar su sangre con matrimonios entre familias como: los Castillo, Alarcón, Reyna, Nava, Nájera, Reinoso, Gutiérrez, Duran, Apátiga, etc. Notándose esta pureza en lo blanco de su tez, en la claridad de sus ojos y en sus rasgos europeos. A su vez, a raíz de la derrota de las tropas de Francia en Puebla, durante la intervención en México, algunos soldados se refugiaron en estas complicadas partes de la Sierra (Así Somos, 1998).

Durante los siglos XVIII y XIX, mineros estadounidenses, belgas y escoceses -como el señor Manuel Asunsolo- atraídos por el potencial de metales en la zona, exploraron por estos lugares. Manuel Asunsolo fue un minero estadounidense, quién durante sus viajes, trajo a la Sierra semillas de durazno y desde entonces comenzó su cultivo en la zona (Así Somos, 1993). Entre 1892 a 1900, otro aventurero y minero de asendencia escocés llamado William Niven, exploró muy cerca de Corral de Piedra. Este provenía de Campo Morado, y en su trayecto hacia el Balsas, recorrió las cercanías de Yextla, El Naranjo y Corral de Piedra. Niven caminó junto con su caravana de hombres por el lado de la rivera del Rio Yextla, el cercano punto de Paso Parota y la Barranca del Tigre, para después dirigirse a Tlacotepec (Wicks Robert. Harrison Roland, 1999:84).

Sin embargo, poco antes de llegar a Huerta Vieja, sobre un accidentado lecho rocoso, yace una inédita y asombrosa evidencia gráfica que nos habla de que, en efecto, llegó a haber un contacto entre europeos y nativos en la región, al menos tras “la conquista”. Se trata de las pinturas rupestres y petrograbados del sitio arqueólogico “El Muñeco”. Este sitio resguarda inéditos e interesantes conjuntos de arte rupestre que nos relatan sucesos que tuvieron que ver desde la época prehispánica hasta la Colonia.

En un primer conjunto de pinturas, yace la representación prehispánica de un sujeto antropomorfo de tallado simple en color blanco, que destaca y es visible desde lejos. Junto a este, están plasmados en color negro y rojo otros elementos prehispánicos que representan animales, plantas, objetos y manos en negativo. Entonces, es llamativo ver que, en estas pinturas, está sobrexpuesta en color naranja vivo la representación de un personaje ataviado con vestimenta al “estilo español”. En otro conjunto de pinturas, se perciben interesantes representaciones antropomorfas en distintas posiciones “como si estuvieran saltando y bailando” junto a otros elementos amorfos, fitomorfos y zoomorfos. Entre este conjunto de pinturas, yacen las representaciones dos sujetos antropomorfos sobreexpuestos, uno en color blanco y otro en color rojo, claramente de la época colonial. Además, junto a estas representaciones antropomorfas, se plasman elementos religiosos de concepción hispana propios de un adoctrinamiento católico, como: cruces, personajes en posición ceremonial, flechas y algunas grafías representadas en “EIP” “ZAGS” propias del alfabeto latíno del siglo XVI.

Según Miguel Pérez Negrete, Las pinturas rupestres del sitio arqueólogico “El Muñeco”, fueron elaboradas desde el Posclásico hasta la Colonia (1400 d.C-1700 d.C). El lecho rocoso en donde están plasmadas estas pinturas, funcionaba en la época prehispánica como un lugar ceremonial en donde se rendía culto a deidades del agua, de la fertilidad y del inframundo (2013:12). Posteriormente, con el adoctrinamiento católico en la epoca colonial, se prohibió todo tipo de relación y culto a los dioses y religión prehispánica. Sin embargo muchos indigenas se resistían a dejar sus lugares de culto, seguían frecuentandolos discretamente, llegando a plasmar elementos de la religión católica sobre la roca como parte de sus ceremonias rituales. Al respecto, Federico Navarrete menciona:

“…los españoles impusieron el principio absoluto de la intolerancia católica y forzaron a los indígenas a evangelizarse y a respetar públicamente los principios, dogmas y rituales de la fe católica; sin embargo, en el ámbito privado, doméstico y familiar toleraron, o fueron incapaces de impedir, la continuidad de muchas prácticas religiosas prehispánicas (2007:289).”

Aunque los nativos tenían cierta libertad cotidiana, una nueva forma de pensamiento aprendían en su memoria y como consecuencia, esto moldeó nuevas percepciones y formas de interpretar el mundo. La presencia europea y extranjera en la Sierra de Guerrero a partir del siglo XVI, trajo, por un lado, “ideales y pensamientos de herencia española”, y, por otro lado, costumbres culturales que aún en la actualidad se manifiestan en la vida cotidiana.

Así pues, el relato rupestre de El Muñeco, nos da una incuestionable certeza de la presencia europea en la zona. Esta evidencia gráfica, refuerza el relato oral sobre el trascendental contacto entre europeos y nativos. El que se hable de una presencia europea tanto en fuentes orales como escritas, reafirma también el relato tangible que yace en el físico de los actuales habitantes de la Sierra de Guerrero. Hablamos de aspectos de los que cualquier persona del exterior podemos dar cuenta, a saber, el evidente color de piel blanco, cabello rubio y ojos de colores azul, verde, miel y gris. Además, podemos observar algunas curiosas y casi desapercibidas costumbres ideológicas, religiosas y cotidianas en la vida diaria de este pueblo, las cuales nos remiten a un lejano y posible legado español.

Texto y fotografía de Moisés Nava Nava.

Bibliografia

Félix, J. López.

2001. Guerrero Antaño y Hogaño. Ediciones Sanley. Gobierno del Estado de Guerrero. México.

Nava, Joaquín.

1996. Heliodoro Castillo Castro. Ediciones El Balcón, México.

Nava, Moisés.

2020. Allá en Corral de Piedra. Etnografía e historia oral de un pueblo de la Sierra de Guerrero. Pacmyc-Secretaría de Cultura. México.

Navarrete, Federico.

2007. La Malinche, la Virgen y la montaña: el juego de la identidad en los códices tlaxcaltecas. História. História (São Paulo), vol. 26, no. 2, 2007, pp.288-310.

Pérez N., Miguel; Martz D. Hans; Robledo y Aguilera.

2013. De árboles cósmicos y jaguares. Los petrograbados de La Gloria. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Guerrero. México.

Robert S. Wicks and Roland H. Harrison.

1999. Buried Cities, Forgotten Gods. William Niven´s Life of Discovery and Revolution in Mexico and the American Southwest. Texas Tech University Prress. USA.

Prensa

Así Somos, Órgano Quincenal de Información Cultural, Chichihualco. Número 32, año 3, 15 de enero de 1993. Chilapa, Guerrero, México.

Así Somos, Órgano Quincenal de Información Cultural, Tlacotepec, municipio de Heliodoro Castillo. Número 162, año 8, 15 de junio de 1998. Chilapa, Guerrero, México.