La península de Baja California es un tesoro cultural que resguarda un legado milenario en forma de pinturas rupestres plasmadas en roca por los antiguos pobladores de la región.
Ubicadas en el municipio de Heliodoro Castillo, revelan el trascendental contacto entre europeos y nativos en la Sierra de Guerrero después de la conquista de México-Tenochtitlan.