Recuerda Museo del Pueblo a John Nevin en su centenario
Más de 80 obras integran la muestra antológica del apreciado artista visual que vivió en Guanajuato la mayor parte de su vida.
Este 31 de mayo se cumple el centenario del nacimiento de John Nevin (1922-2003), artista visual ampliamente apreciado que echó raíces en Guanajuato y a quien el Museo del Pueblo dedica la exposición antológica “Mi propio camino. 100 años del natalicio de John Nevin”.
La muestra, con curaduría de Arturo Joel Padilla, es la mayor reunión de obras de Nevin desde su fallecimiento en 2003. La parte medular de la exhibición son más de 60 piezas resguardadas por Lila Alanís, última esposa del artista; además de una veintena de lienzos, dibujos y obras gráficas facilitadas por otros coleccionistas y amigos del mismo.
La exhibición, que incluye obras realizadas desde la década de los cincuenta hasta los últimos años de vida de Nevin, se centra en sus temáticas fundamentales: el retrato y el desnudo, como protagonistas, con la naturaleza y otros motivos diversos completando el orbe plástico del artista.
Durante la inauguración, Adriana Camarena de Obeso, directora del Instituto Estatal de la Cultura, ahondó en las motivaciones de la exposición. “Al IEC le interesa muchísimo retomar a los artistas que han construido la cultura de Guanajuato: sean mexicano o extranjeros que han radicado en Guanajuato. La suma de toda su grandeza ha hecho de este estado algo importante en el campo de la pintura”, comentó.
Arturo Joel Padilla, curador de la muestra, señala que John Nevin, quien se instaló en Guanajuato hacia 1958, fue una figura protagónica de la escena artística de su momento. “Hay una gran presencia de John en una generación, digamos de 50 años para arriba, pero una buena forma de hacer permanecer su memoria entre nuevas generaciones es a través de esta exposición. Su obra es muy conocida en Guanajuato capital, pero debe tener una proyección nacional porque es extraordinaria”, expresó.
El también artista y gestor cultural identifica en la recuperación de la antigua técnica del temple; el interés por la luz, extraído de su aprendizaje de los grandes maestros como Vermeer, y la fascinación por el cuerpo humano, algunas de las claves en la creación de John Nevin.
“Nevin tiene una fascinación por el cuerpo humano”, expresa Padilla Córdova. “Lo experimenta de múltiples formas y se da cuenta que no debe perder el tiempo, pues durante la II Guerra Mundial recibe heridas físicas y emocionales que lo hacen convencerse de que tiene una segunda oportunidad de vivir y, por tanto, vive de manera intensa”.
John Nevin nació el 31 de mayo de 1922 en Providence, Rhode Island. Con 20 años de edad ingresa al Ejército y combate en Europa durante la II Guerra Mundial. Se retira tras haber completa 35 vuelos como ametralladorista con cinco medallas y decide aprovechar las becas que le ofrecen como excombatiente para ingresar a la Escuela de Diseño de Rhode Island y después a la Academia de Bellas Artes de Florencia, donde estudia entre 1952 y 1954.
Poco después decide establecerse en Guanajuato, seducido, según dijo siempre, por el cerro de la Bufa, donde fueron esparcidas sus cenizas para cumplir su última voluntad, tras su fallecimiento el 31 de diciembre de 2003. En esta ciudad realizó prácticamente la totalidad de su carrera plástica y se integró naturalmente a la comunidad artística, dentro de la que fue una figura altamente apreciada y admirada.
“Mi propio camino. 100 años del natalicio de John Nevin” permanecerá abierta al público en el Museo del Pueblo de Guanajuato hasta el 11 de septiembre.
Foto: Cortesía.