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La poesía es un descubrimiento para los otros que el poeta realiza entre sus pares: Vicente Quirarte

Pagina Zero - Poesiaytraduccion

La primera sesión estuvo a cargo de Hernán Bravo Varela; en las próximas participarán Elsa Cross, Pura López Colomé, Luis Vicente de Aguinaga y Jorge Esquinca.

“Si escribir un poema significa practicar una magia menor, describió Jorge Luis Borges; Kate Briggs denomina a la traducción como ese pequeño arte: ¿por qué ese afán de escribir con letra minúscula lo que es mayúsculo por antonomasia?”, se preguntó el colegiado.

Desde el poeta sin nombre que llamó al mar “camino de ballenas”, hasta la metáfora de Octavio Paz cuando define el sol con las palabras “alto grito amarillo”, la poesía es un descubrimiento para los otros que realiza el primero entre sus pares: la metáfora nos mueve, nos remueve y nos conmueve, porque ya la teníamos en la mente, “porque era nosotros sin saberlo”.

Con estas palabras, el colegiado dio inicio al curso Poesía y traducción, en el cual poetas mexicanos, autores de una obra considerable y que también han incursionado con igual fortuna en el arte de la traducción, hablarán de su personal manera de abordarla, para al final del ciclo comentar el libro de Gabriel Zaid Poemas traducidos, que parte de sus Obras completas, publicadas por la institución.

“Si escribir un poema significa practicar una magia menor, describió Jorge Luis Borges; Kate Briggs denomina a la traducción como ese pequeño arte: ¿por qué ese afán de escribir con letra minúscula lo que es mayúsculo por antonomasia? Si traducir es leer con más atención, como descubre el poeta Jorge Esquinca, trasladar a otra lengua un poema que suene en español como si hubiera nacido en este idioma, es un arte mayor de traslación, como llamaba Luis Mario Schneider al trabajo de llevar a otra lengua los hallazgos que la poeta o el poeta descubrieron”.

Polifonía.

Si bien, este curso busca el reflexionar sobre la experiencia personal del poeta en el acto de la traducción, la propuesta de Hernán Bravo Varela fue intercalar con la lectura de La tierra baldía, de T. S. Eliot, publicado por el Fondo de Cultura Económica y la Universidad del Claustro de Sor Juana en 2022.

“Creo que el poema de Eliot no es tan titánico como pareciera, al menos en extensión, como para que no nos atrevamos a hacer, tal vez, una lectura en voz alta comprensiva de todo el texto”, explicó el poeta mexicano.  El año pasado el poema que cumplió un siglo de haber sido publicado, primero en la revista británica The Criterion, después en la estadounidense The Dial, para editarse en diciembre de 1922 por el editor Horace Liveright, con las notas finales del propio Eliot.

Considerado como uno de los poemas más importantes de la literatura inglesa del siglo XX, siempre se puede volver a la edición facsimilar de aquella primera propuesta, que consistía en más del doble del tamaño o de la extensión que llegó a ocupar finalmente, en gran parte gracias al trabajo de edición, “a las sabias recomendaciones ni más ni menos que de Ezra Pound, ‘el mejor hacedor’, tal y como aparece en la dedicatoria de La tierra baldía.

Durante la sesión, Hernán Bravo Varela combinó algunos aspectos del prólogo, en el que se detallan similitudes, por ejemplo, entre el estado y el tiempo sociales, económicos, políticos, espirituales y hasta estéticos del poema en 1922, con respecto “a esa otra tierra baldía que nos dejó la Covid en tiempos muy recientes y que todavía sigue haciéndolo, por fortuna ya no con la rapacidad de hace unos años”.

Para quienes no hayan tenido la experiencia de sumergirse en el poema de Eliot, lo primero que les llamará la atención, explicó Hernán Bravo Varela, es la cantidad de tonos, de lenguas, de voces y de registros que el poema presenta desde el primer canto de manera insoslayable.

“Lo mismo pasa de las visiones de una célebre vidente, hasta el grito desesperado de una mujer que, según algunas de las notas que han llegado a verse y se reproducen, por cierto, en extensión a las notas originales de Elliot, en realidad parece ser, ni más ni menos, la amante del archiduque Francisco Fernando, cuyo asesinato detonó la Primera Guerra Mundial”.

Para el poeta mexicano, ese estallido fue fundamental no sólo para la imagen quebrada, la imagen fragmentaria que nos ofrece Elliot del mundo y de la realidad, sino que además era importante apuntalar esa voz, porque proviene de un registro íntimo sobre “algo que termina por convertirse en la tragedia de la historia”.

“Después hay citas por doquier de canciones antiguas, al mismo tiempo de textos que pertenecen a las óperas de Wagner, una influencia decisiva anímica y musicalmente para este autor”, en palabras de Hernán Bravo, quien aseguró que en La tierra baldía también se encuentran no sólo algunas referencias “de esta clave wagneriana”, sino además está construido en el tiempo de la declaración —hoy relativizada pero en aquel momento sacudidora e impactante— de Friedrich Nietzsche sobre la muerte de Dios.

En una sesión en la que se entretejió la lectura del poema traducido y las reflexiones del poeta mexicano, Bravo Varela se refirió a la idea de la polifonía literaria como uno de los recursos centrales de la modernidad literaria, al menos en occidente y el poema de Elliot “indudablemente recrea esa polifonía que Bajtín veía en las novelas de Dostoievski, pero que aquí se retratan sin mayores transiciones”.

De esta manera, a lo largo y ancho del poema lo mismo hablan las clases bajas que las clases altas; lo mismo hablan autores prestigiados, que insisto una clarividente o de pronto en cierto momento de La tierra baldía ni más ni menos que el profeta Tiresias ya ha convertido en mujer.

“Lo que hace de una manera absolutamente milagrosa, tremendamente violenta, por momentos descorazonadora, es presentarnos todo en el sitio de la destrucción: se ha perdido la fe, se ha perdido la vida, se ha perdido también la posibilidad de testimoniar de una sola vez, única totalizadora y para siempre dar, o rendir testimonio de esta serie de dificultades prefiere dejar los agujeros que indican evidentemente el sitio del desastre, a fin de hacer partícipe al lector de esa experiencia, de destrucción, en busca de que la lectura y la relectura hagan la tarea de reconstituir, en algún momento la posibilidad de una identidad del mundo”.

Mientras eso no sea posible, el poema de Eliot a regañadientes, sin cortapisas, con una enorme dificultad de poder creer y de poder decir en una retórica subida lo que antes podía narrarse o cantarse, o contarse, sobre la belleza y la realidad hasta que llegue ese momento, no hay otra posibilidad de hacerlo sino a través de estos fragmentos que parecieran no tener la menor armonía y que, sin embargo, se van tejiendo secreta con una voluntad de estilo, como si se tratara del bibliotecario de Alejandría.

“Eliot está rescatando del fuego todas esas voces y todos esos autores que irremediablemente se perderán en la hoguera del mundo moderno-contemporáneo; de alguna manera hace su propia y breve antología para que escapen de las llamas, para que los lectores podamos recordarla”.

Otro de los aspectos resaltados por Bravo Varela es la reproducción del habla coloquial que ofrece Eliot en el poema, pero con una profusión de elementos mucho más cercanos al barroco, “con estatuas de marfil, figurillas, candelabros, ricos artesonados por doquier, con lo que está haciendo prácticamente la descripción de aquello que el Barroco nítidamente refleja: el horror al vacío”.

“Ese horror al vacío que se complementa saturando el espacio de miles de figuras, de imágenes, de ídolos y también de bisutería. Eliot no está hablando de elementos o de objetos ricamente detallados que pudiéramos ver en un museo o en una galería, sino de objetos que, en realidad, de alguna manera falsifican todo, incluso el lujo, también hay que decirlo aquí, es retórico”.

Desde esa mirada, Eliot alza la voz con una lengua sumamente dulce, sutil, musical, envuelta en la telaraña de ese horror y, de alguna manera, refleja pálidamente eso que en el contexto de la lengua inglesa se incluye como parte de la estética de la poesía metafísica inglesa

La primera sesión del curso Poesía y traducción, coordinado por el colegiado Vicente Quirarte, a cargo de Hernán Bravo Varela, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.

Foto: Cortesía.