Pasar al contenido principal

Música de cámara, teatro humanista y danza inclusiva incentivan la introspección en Cervantino

CHIMALMA

Chimalma, la valentía de tres mujeres en el arte comprometidas con las pequeñas audiencias. Líquido Colectivo enfrentó el dolor y la inmediatez de la realidad a través de su puesta en escena. Dance Theatre of Harlem ofreció un programa dancístico llenó de virtuosismo, inclusión y multiculturalidad.

Chimalma es fertilidad, pero también es valentía femenina. Su nombre proviene del náhuatl chimalli (escudo) y maitl (mano), que surgió a raíz de una leyenda en la que el dios Mixcóatl le disparó cinco flechas en venganza de su rechazo. Desde entonces se le conoció como “Mano de escudo”.

Este nombre coincidió con el temperamento y el espíritu guía del ensamble guanajuatense —integrado por Heather Millette (clarinete), Katherine Snelling (fagot) y Ana Cervantes (piano) — que desde hace cinco años se encarga de difundir la música de cámara con el objetivo de facilitar el acceso al arte.

Con este propósito llegaron al Festival Internacional Cervantino (FIC), en el que presentaron su más reciente proyecto, ChimalmAnimales: los Animales de Chimalma. Como producto del encierro pandémico las artistas reflexionaron sobre la importancia de brindar música de calidad a las pequeñas audiencias, lejos de la “música chatarra” a la que muchos están acostumbrados, en palabras de la pianista Ana Cervantes.

El público respondió favorablemente a esta experiencia artística en la que se interpretaron cinco composiciones por encargo de Paúl León Morales (Guanajuato), Jonathan Lusher (Estados Unidos), Ricardo Durán (México), Silvia Berg (Brasil) y Pilar Jurado (España). A esto se sumó la poesía de Amaranta Caballero Prado, quien recitó pequeños poemas a manera de introducción entre cada una de las piezas:

Tlacuachito, El pájaro afuera de mi ventana, Los tres bandidos peludos, El dragón, El dragón y Libélulas.

Al final del concierto, los niños podían elucubrar su propia versión mental de los sonidos en un jardín florido de papel, rodeados de un inspirador talento poético y musical. Este libro de colorear acompañado de poesía le fue entregado a cada participante, con el propósito de extender su experiencia con la obra y fomentar su desarrollo neurológico.

El riesgo de vivir con prisa Autodestrucción, angustia y vacío son algunos de los estados invaden a una persona con depresión, una emoción que detona como problema colectivo y, en ocasiones como puesta en escena. Prisa es la obra de la compañía guanajuatense Líquido Colectivo en la que se incorporaron elementos teatrales, dancísticos y circenses para resolver problemáticas en torno a la existencia humana y las ideas catastróficas que la rodean.

Su presencia en el FIC 51 incentivó la reflexión mediante un monólogo con diálogos incesantes, que situaron al espectador en la mente del protagonista para dar lectura a sus pensamientos. Un bucle mental que parece no tener fin y conduce a la desesperación a través de preguntas repetitivas: “¿a qué hora se acaban las horas?, ¿a qué hora comienzo a vivir?, ¿a qué hora dejo de pensar?”.

Esta historia —basada en cuentos de Octavio Paz y algunos fragmentos de la vida del director, Alfredo Ávila— es una coproducción con el Instituto Cultural de León, que funge como medio de cuestionamiento de la existencia humana y la inmediatez en la que todo sucede. Es una invitación a vivir el momento y dejar a un lado la prisa.

Danza virtuosa, electrizante y multicultural El virtuosismo de los 18 bailarines de Dance Theatre of Harlem sorprendió a los espectadores en una función única en el Auditorio del Estado. Por primera ocasión, la compañía estadounidense ocupó el recinto guanajuatense para mostrar algunas de las obras que integran su repertorio clásico, neoclásico y contemporáneo.

Nyman String Quartet No. 2, Higher Ground y Blake Works IV (The Barre Project fueron las piezas que integraron el programa, que a su vez se dividieron en pequeños duetos y grupos. En ellas se plasmó la versatilidad de los bailarines, quienes ejecutaron variaciones líricas de gran complejidad técnica con velocidades y calidades distintas, que fueron de lo sostenido a lo vertiginoso y de lo pesado a lo liviano. La última obra mostró el dinamismo de los intérpretes y su capacidad para apropiarse del movimiento sin romper con la técnica y las líneas infinitas formadas a través del cuerpo.

Desde 1969, la agrupación dancística multiétnica ha contribuido a la apertura e inclusión del ballet para demostrar que la expresión corporal está abierta a cualquier persona, sin importar su color de piel, origen o religión. Todo empezó en un pequeño garaje en el barrio de Harlem que abrió sus puertas a hombres jóvenes con interés de definir su identidad a través de la danza.

“Dance Theatre of Harlem tiene una larga historia de gente latina, incluidos mexicanos, como parte de nuestra compañía”, mencionó el director de la compañía en entrevista para el Festival Internacional Cervantino, Robert Garland. Con el paso del tiempo la agrupación ha ampliado su repertorio y divulgado sus principios más allá de Estados Unidos, con la finalidad de romper las barreras políticas y raciales a través del arte.

Foto: Cortesía | Leopoldo Smith._