La poesía es uno de esos equilibrios que permite tener esperanza para esta barbarie
Antonio Salinas presenta su libro “El oficio de la pérdida” ante estudiantes universitarios.
“Uno tiene un compromiso ético y estético con la sociedad y de alguna manera este es una manera de alguna forma retribuir con ese granito de arena que creo yo es importante, el mismo grano de arena que seguramente ustedes ya están algunos en ese momento o lo estarán a través de la sociología, digamos, que estudia los comportamientos humanos colectivos, seguramente tendrán algo que aportarle a la sociedad desde sus propias herramientas”, de esta manera comenzó el poeta acapulqueño Antonio Salinas la presentación del libro “El oficio de la pérdida” ante estudiante universitarios.
“Estamos en un momento de descomposición social y creo que el arte, la policía, insisto, ustedes desde su trinchera académica de alguna manera equilibran que esto no sea peor y que el día de mañana, lo decía hace rato, esta literatura que está escrita en este libro y otras más que aborden el tema de las desapariciones, el tema del Narcotráfico, que el día de mañana uno tiene también la esperanza de que sea ficción, que mis hijos o mis nietos cuando lean esto y otros materiales que hablan sobre lo que nos está pasando, sea solo ficción y digan ¡ay!, en un momento pasaba esto en el país, en un momento pasaba esto en Acapulco, había un desaparecido -según las estadísticas- diario en Acapulco y las estadísticas extraoficiales pues hablan de dos o tre…”
En la biblioteca de la Escuela Superior de Sociología de la Universidad Autónoma de Guerrero se realizó esta presentación, la cual sucedió en dos momentos. La primera a las nueve de la mañana y la segunda a las tres de la tarde. En ambas presentaciones participaron Grecia López Betancourt y Jennifer López Gómez, quienes dieron detalles del acompañamiento que dieron a este libro de poesía, que es publicado por Ícaro Ediciones.
Ante preguntas del público universitario como: “Entonces, ¿Cuándo usted pone oficio a la pérdida, lo utiliza como una metáfora a esa actividad económica qué no se considera que te está dando dinero, sino que te está dando esperanza?
A lo que el poeta respondió: “Aunque uno está inconforme con el momento histórico que ha tocado vivir, que nos ha tocado vivir y por eso uno escribe, digamos, sacar es inconformidad, no puede ser hacer oídos sordos a la realidad. Este fenómeno de las desapariciones encaja muy bien con el estudio que ustedes también hacen de las sociedades, desde su trinchera que es la escritura, pues también va, digamos, intentando aportar”.
En otro cuestionamiento: ¿Usted está considerando qué ya esto -la violencia- forma parte de una cultura aquí en Acapulco?, ¿Considera que debe ser erradicado o debe de seguir formando parte de esa cultura?
Ante esta pregunta el acapulqueño comentó: “...entonces estamos viviendo constantemente estas barbaries y estoy convencido que la poesía, la literatura es uno de esos equilibrios que permite tener por ahí esperanzas que equilibren esta barbarie. Creo yo que si no existiera la poesía, si no existieran la literatura, las artes, si ustedes no cumplieran un papel activo, protagonista dentro de su universidad, me parece que la barbarie social sería descomunal”.
Sobre una publicación de una escritora sobre el uso de las redes sociales de escritores que inflan sus seguidores para tener lectores o a quienes lambisconea al gobierno en turno para publicar libros y viajar a ferias, el autor del poemario hizo el siguiente apunte:
“No, yo voy más por el escritor que se ocupa de sus lectores, de su texto, que de asuntos que tienen que ver con llenar su egolatría, otras cosas que no tienen que ver con los lectores. Desafortunadamente las redes han masificado, pero también han desvirtuado el oficio del escritorio como un método científico".
Es decir, observas, investigas, vas haciendo anotaciones, apuntes, y cuando te sientas frente a la computadora, a la tableta, el celular, inclusive el salón blanco, ya tienes cosas que decir y es parte del proceso”.
En cuanto al proceso creativo, dijo: ¿Pero no sé quién dijo que si uno llegara a querer en la inspiración, está bien que crea, pero que te agarre trabajando, pues, que te encuentre trabajando y no mirando al cielo a ver a qué hora baja de su pedestal la musa y te toca, no? Hay escritores incluso que agarran sus libretitas y hacen anotaciones seguido, otros no, no lo hacemos, pero hacemos notas en la cabeza y en un momento, cuando nos sentamos, las vaciamos. Puede que sí, puede que no, pero así es más o menos como en mi caso, se va armando, se va armando un texto, espero a que algo me inspire, no creo que, por ejemplo, el asunto del crimen organizado, al contrario, me desmoraliza.
Después de hacer un poco de lectura de obra, hizo comentarios sobre el secuestro en Acapulco:
“Antes pensábamos que era tema de gente que tenía dinero, que la desaparecían para cobrar grandes cantidades por el secuestro, en fin, o asuntos políticos que generaban estos fenómenos. Hoy no, hoy sabemos que está dentro de todos los extractos sociales, en extractos altos, en extractos bajos, en las mismas universidades se han encontrado casos de secuestros entre mismos compañeros, que secuestran a sus compañeros y en fin, o llegan a formar parte de alguna banda delictiva que solamente los utiliza por algún mecanismo y participan dentro de este manejo de este delito desde distinta posición, desde su papel, desde su rol, cumple una forma en este tipo de secuestros”.
“El punto es que ya está inmerso en todos los sectores y ya no podemos pensar en que es algo que no está cerca de nosotros, es algo que no nos va a pasar, es algo que es ajeno a nosotros”, finalizó.
Foto: Miguel Benítez.